PALETAS DE MADERA
Todo buen pintor sabe que en los detalles está la excelencia. Las pinturas, por ejemplo, los hay que las prefieres de unas marcas y los hay que las prefieren de otras. Lo mismo pasa con los pinceles, a algunos les gustan más finos, a otros más gruesos, más duros o más blandos, más largos o más cortos… y por supuesto, lo mismo ocurre con las paletas. La forma, el tamaño, el peso, la textura, el material, el color… Hay paletas de todos los tipos, y para todos los tipos de pintor.
¿CUAL ES LA MÍA?
Las paletas son algo muy fácil de encontrar en la casa de cualquier pintor. Todos tienen una, la suya. Algunos las prefieren de una forma y otros de otra, eso es cuestión de gustos, y no hay una formula para decir si a ti te va a gustar una u otra, simplemente tienes que probar y decidir por tu cuenta. A algunos les gustan con un agujero para sujetar con el dedo gordo, mientras que otros las prefieren con un pequeño mango para no ensuciarse mucho. Si vas a pintar un mural subido a una silla y con el brazo estirado, es lógico que te recomendemos una paleta de madera finita, ligera, para que no se te caiga el brazo del esfuerzo, pero como ya hemos dicho, esto es a gusto del consumidor, por lo que no hay mucho por donde guiar. Hay algunas paletas que tienen huecos para mezclar ahí las pinturas, mientras que otras son planas para hacer tus experimentos en ella sin límites 😉
Y algunas son más rugosas que otras, porque hay gente a la que apretar el pincel contra una superficie muy lisa le da dentera. “Solo es una paleta”, estarás pensando… Y sí, efectivamente, es una paleta, pero la simple paleta de madera del pintor es una herramienta tan importante como el propio pincel, ya que es donde se fabrica la base para la magia. ¿Qué hubiera hecho Miguel Ángel sin el bloque de mármol blanco del que saco El David?